Conviértete en un líder

Un Líder es el creador de un determinado estado positivo de conciencia (C). Es aquel que desarrolla la confianza de los demás en sí mismos (no en él como líder). Por cierto, definimos el éxito como un estado mental que se autoperfecciona, y no como el simple logro de los objetivos como, de modo erróneo, se define universalmente.

Una empresa Líder es aquella que comunica al entorno su propio carácter, y siempre es la persona la clave de todo. El desafío y el avance, en el análisis final, no tiene lugar en la tecnología, ciencia o economía, sino en el plano espiritual.

Un Directivo de una organización es un líder cuando ayuda conscientemente a cada uno de los que le rodean a aumentar su autoconfianza y autoestima (la que tienen en sí mismos, no en él como líder). El que empuja a los demás a elevar el concepto de su propia identidad y a reflexionar sobre el contenido que pueden dar a sus vidas (“Voluntad de sentido”, Víctor E. Frankl), a interiorizar desafíos, a ser más humanos, más éticos, más libres, a trabajar, a elevarse por encima de sus preocupaciones, en una palabra, a autotrascenderse (K. Jaspers).

Un hombre de la organización que sólo fuese hábil en temas de comportamiento, comunicación, motivación, no podría ser líder ni ayudar a autotrascenderse a las personas. Una palmada en la espalda puede ser un acto degradante. Se requiere que también sea hábil para establecer estrategias, estructuras organizativas, procesos y políticas motivantes. El líder maneja y domina las técnicas directivas y organizativas, además de las habilidades de comportamiento.

En principio puede parecer una idea utópica, pero en la vida real se encuentran profesionales próximos a la idea (no superhombres), aunque, sinceramente, no son muchos.

Seguramente, la definición más usual de líder es: “aquél que lleva a sus seguidores en determinada dirección (o logra a través de ellos unos objetivos) por métodos no coercitivos”. Es decir, el conductor de caravanas en las películas del Oeste. El que los lleva a donde ellos solos no habrían ido nunca, aunque internamente no los haya transformado para nada. Para nosotros, esa definición es insuficiente. Creemos más bien que es quien es capaz de transformarlos para que lleguen solos.

En los medios de comunicación social se define el “líder natural” o político, como persona de sensibilidad hacia el grupo con el que se identifica y que es capaz de hacer planteamientos más aceptables para el propio grupo; suele ser carismático. Tampoco aquí lo definimos así; sería un Líder que crea Miedo (M) no Confianza (C). Un líder no busca agradar ni ser popular.

No consideramos que es el grupo el que convierte a alguien en líder sino que él se convierte a sí mismo en líder mediante una autosuperación personal, elevando tras de sí al grupo. (En lo sucesivo, siempre que hablemos de líder se sobreentiende Líder C, creador de Confianza)

¿Cómo actúa un líder?

1. Un líder siempre lucha por crear una sociedad más humana, más justa; por una causa importante sobre la que no tiene la menor duda y sobre la que tiene una “visión orgánica” coherente. Sabe que sus Colaboradores desean perseguir un alto ideal y para ello están dispuestos a pasar por las mayores dificultades.

2. Sus Colaboradores perfeccionan y enriquecen dicha “visión”, ya que los considera camaradas, no subordinados, factores de producción o subalternos. Hace confidencias con ellos. Sabe leer en sus ojos. Se centra en los puntos fuertes que poseen.

3. La decisión estratégica última la toma personalmente, y para tal situación no convoca una asamblea ni acepta el acuerdo de la mayoría. Aunque escuche sinceramente a todos y tenga en cuenta sus opiniones e incluso modifique su punto de vista, en último extremo ¡decide solo!.

4. Comprende también que cada Colaborador debe tomar, personalmente, su propia decisión de seguirle o no, con plena conciencia y libertad, analizando las razones a favor y en contra y siendo consciente del precio que puede llegar a pagar. No les engaña, pero hace que parezca fácil el desafío y logra que los Colaboradores se superen a sí mismos.

5. Sabe que para luchar por el triunfo con confianza de éxito, la base más fuerte es la moral y la ética, que son los valores que más pesan en la propia conciencia para crear una superación mental y física. Un Colaborador perdona fallos técnicos, decisiones equivocadas y otros errores, pero nunca el fallo moral que para él significa traición y cobardía.

6. Crea un ambiente positivo, desatando emociones profundas por su forma de actuar y por sus hechos. Motiva sobre todo por su propio entusiasmo y personalidad, no con “un plan de calidad”, “un proyecto de empresa”, “los presupuestos” o un “vídeo”. Muestra un comportamiento visible y ejemplar comunicándose frecuentemente cara a cara. Escucha mucho y escucha bien. Reduce la distancia, el status y los privilegios. Su comportamiento es ejemplar. La gente se siente  absolutamente tranquila y a gusto a su lado. La función esencial del mando, no es mandar, es educar.

7. Un líder tiene un verdadero problema y se encuentra incómodo cuando uno de sus Colaboradores deja de desarrollarse internamente, cuando considera que ya sabe suficiente (aun cuando sepa mucho) o, en una palabra, cuando se estanca. Un líder se desarrolla y cambia. El mundo lo percibe distinto de como lo percibía hace unos años. Exige que los que le rodean también evolucionen. Les provoca para comprometerlos.

8. Tiene muchas recetas caseras y muchos recursos, primero para automotivarse y luego para motivar a otros. Eso exige conocimiento de las técnicas directivas y autodominio. Está dispuesto a pagar el precio de ser el jefe sin autocompadecerse ni lamentarse en la desgracia. Controla sus sentimientos. No se da por vencido. Tiene plena responsabilidad de sí mismo.

9. Está dispuesto a modificar comportamientos inadecuados y, si es preciso, se inmiscuye para lograr que su Colaborador tenga un mejor concepto de sí mismo y se siga desarrollando.

 

Los 8 Hábitos, claves de la Capacidad Gerencial.

1. – Gestión de la Información

Es el hábito para captar información, procesarla, darle sentido, enriquecerla, utilizarla y distribuirla entre Clientes internos y/o externos para que tanto unos como otros realicemos un mejor trabajo. La información puede tratar de procesos, tecnologías, mercados, competidores, tendencias, informes de situación, cuadros de mando, etc. (No confundir con comunicación; información es la herramienta pura y dura).

2. – Estrategia de Servicio

Es el hábito de gestión de la imaginación. Articula, enriquece y redefine la visión global de nuestra empresa, hacia la que debe estar orientado todo el esfuerzo en todos los sentidos. Comprende la Visión, la Misión y los valores que soportan la Estrategia de Servicio, que en cada caso integra la red de objetivos concretos y que son expresados de forma que provocan compromiso, ilusión y entusiasmo; no simple participación.

3. – Preparación y Prioridades

Es el hábito de preguntarse, a la vista de la Estrategia de Servicio, de qué resultados soy yo responsable. De centrarse en lo importante y las oportunidades; de establecer los propios objetivos; y de evaluar el propio rendimiento. Sin dedicarme a la pura actividad, ni hacer un poco de todo, ni resolver continuos problemas. Es el hábito de organizarse uno a sí mismo.

4. – Delegación y Desarrollo

Es el hábito de organizar eficazmente a los demás, otorgándoles autoridad, llegando al empowerment y exigiéndoles responsabilidad. Supone tener los objetivos bien establecidos y tener confianza en los demás. Delegar es el hábito de establecer una exigente relación de confianza. Es la base del liderazgo. Es el que establece la autoridad y el nivel de centralización y descentralización.

5. – Madurez y Autoconocimiento

Es el hábito de mejorar la relación que uno mantiene consigo mismo. Mejora el propio carácter, mentalidad, comportamiento, cultura, comunicación. Es clave la calidad del diálogo que uno mantiene consigo mismo para llegar al autoconocimiento, autoimagen y automanagement.

6. –Comunicación y Equipo

Es el hábito de mejorar la relación que uno mantiene con los demás. Requiere contacto personal, originando pensamientos, sentimientos, buenos estados de ánimo, gran sensibilidad interpersonal y relaciones armoniosas. Ganar – Ganar. Logra un mayor compromiso, integración y sinergia, lo que hace que se potencie el intangible y la productividad. Requiere estar dispuesto a perder protagonismo.

7. – Formación y Aprendizaje

Éste es el hábito de la mejora de los propios conocimientos para trabajar mejor, ya que se vuelven obsoletos cada 3 años. Uno tiene que lograr, por una parte ser capaz de hacer mejor lo que ya hace bien; y, por otra, tiene que entender lo que hacen otros. Por ejemplo, si uno es un Director Financiero tiene que entender cómo ven el mundo los de Marketing..

8. – Innovación y Cambio

Un Directivo tiene este hábito cuando tanto él como todos y cada uno de sus Colaboradores está introduciendo constantes innovaciones en su trabajo, reduciendo el tiempo del ciclo, los costos, logrando mayor sencillez, más calidad, etc. De tal forma que se está comprometido en una mejora continua de la productividad. La productividad, en el análisis final, es cuestión de personas más que de Tecnologías. La productividad de un directivo suele ser demasiado baja.

Extracto del libro : “Los 8 Hábitos del Líder®” José María Cardona Labarga y Sergio Cardona Patau

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